“El cansancio de la sociedad de rendimiento es un cansancio a solas, que aísla y divide”. “Estos cansancios son violencia, porque destruyen toda comunidad, toda cercanía, incluso el mismo lenguaje.” Byung-Chul Han, Atormentan con la imposibilidad de mirar y con la mudez. Este autor teoriza sobre el cansancio del “Yo” que agotado se convierte en permeable para el mundo y desarma y afloja la atadura de su identidad. Las cosas se le vuelven más imprecisas, más permeables y pierden algo de determinación. El cansancio de la potencia positiva, por agotamiento, incapacita, confiere indiferencia y esta especial indiferencia otorga a los cansados un aura de cordialidad.
La agitación permanente, la supremacía de la vida activa que es ampliamente alabada en la sociedad de rendimiento no genera nada nuevo, reproduce y acelera lo ya existente, escribe Byung-Chul Han. La histeria y el nerviosismo imperante de la moderna sociedad activa, necesita a su vez del dopaje para un rendimiento sin fricciones: “La sociedad del rendimiento, como sociedad activa, está convirtiéndose paulatinamente en una sociedad de dopaje”, a lo que agrega que el uso de drogas inteligentes, que posibiliten el funcionamiento sin alteraciones y maximicen el rendimiento, es una tendencia bien argumentada incluso por científicos serios que ven hasta irresponsable el no hacer uso de tales sustancias. El ser humano en su conjunto, no solo el cuerpo, se está convirtiendo paulatinamente en una “máquina de rendimiento”.
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